Edición N°2 - 2021 - Dossier: Crisis, sociedad y pandemia

El fracaso de la vigilancia policial de protestas en el Perú. A propósito de las marchas de la Generación del Bicentenario.

Stefano Corzo Vargas

Resumen:

En noviembre de 2020, el Perú se sumergió en una profunda crisis política luego de un proceso de vacancia presidencial impulsado por el Congreso de la República. La salida del mandatario Martín Vizcarra y el ingreso del nuevo Gobierno, encabezado por Manuel Merino de Lama, se encontró con un rechazo masivo desde su concepción. Movilizaciones masivas comenzaron a desarrollarse a lo largo de todo el país pidiendo la renuncia del nuevo presidente. En la capital de Lima estas manifestaciones fueron gravemente reprimidas por las fuerzas policiales. En particular, durante las marchas convocadas para el jueves 12 y sábado 14, se evidenció un uso extremo e irregular de la fuerza que acabó con cientos de heridos y dos muertos. Diversas organizaciones nacionales e internacionales han denunciado la gravedad de la represión policial sistemática que se impartió en esas fechas. Este texto propone analizar el accionar policial de esos días a la luz de las nuevas tendencias y criterios de vigilancia policial de protestas, sobre todo aquellas propuestas por el criminólogo americano Edward R. Maguire (2015). Los criterios propuestos por este autor son la educación, la facilitación, la comunicación y la diferenciación que son contrastados con el despliegue policial de las marchas de noviembre de 2020. Adicionalmente, se propone un quinto elemento para explicar la respuesta policial de esas fechas: la cultura institucional, entendida como el producto de un trauma histórico. En el caso de la Policía Nacional del Perú (PNP), se propone que el trauma fundacional de esta institución es su lucha contra las organizaciones subversivas de los ochenta y noventa.

(Fotografía: Luis Javier Maguiña)

Palabras claves: Policía nacional, reforma policial, crisis política, 14N.


Descargar texto completo


Ver números anteriores